Somos unos jodidos conveniencias. Renegamos de dios en todo momento usando argumentos lógicos e irrebatibles, llamando fanáticos a sus fieles devotos y sintiendo la superioridad que nos imprime la lógica cuando se codea a nuestro lado. Pero cuando las cosas se tuercen y nada va como esperábamos alzamos las manos al cielo, suplicando una intervención divina de un dios sordo, mudo y ciego.
Y en el momento en que dios, en su gracia infinita, hace algún bien que nos ayuda a seguir adelante en nuestras vidas, no dudamos en atribuirnos el mérito.
=)
miércoles, 22 de diciembre de 2010
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