Giudecca. Aquí el frío domina el cuerpo y el silencio es mortal; sólo se oye el respirar de Lucifer. Me acerco y su aliento, aunque huele a metano, es cálido. Veo en su garganta, a la altura de la campanilla, una puerta negra. En su boca el frío es el mismo que había sentido antes. La abro.
La luz me ciega y caigo. Es extraño: siento como si cayese pero me da la sensación de estar ascendiendo. Finalmente, cuando mis ojos se acostumbraron a la luz, veo dónde me encuentro. Columnas plateadas se yerguen orgullosas a mi alrededor, y más allá, la blancura. Camino dudoso hacia ella y la belleza que contemplo es tal que nunca la olvidaría: el Elíseo parte de mis pies.
¡Que maravilla, sentir amor y celos!
¡Y tener emociones de verdad!
domingo, 15 de mayo de 2011
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Aww un fragmento de "infierno" (mira que atenta estoy eh, no se me pasa una xD)
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